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lunes, 18 de marzo de 2024

Adam Smith, 300 años después


Michael R. Krätke, Sin Permiso

Los liberales siguen venerándolo hoy en día y varios think-tanks defensores radicales del mercado llevan su nombre y hacen referencia a él. El Instituto Adam Smith de Londres fue y sigue siendo uno de los semilleros más importantes del neoliberalismo. Como suele ocurrir con los iconos, su extensa obra apenas se lee hoy en día, en el mejor de los casos se reduce a tópicos como la "mano invisible" del mercado. Adam Smith, quien nació hace trescientos años en Kirkcaldy, cerca de Edimburgo, forma parte de los pensadores más incomprendidos de la época moderna. Los (neo)liberales lo tienen fácil, no conocemos con exactitud su teoría política. Una gran parte de su patrimonio literario fue quemado por deseo propio, en total 18 cuadernos de cuartilla escritos con letra muy apretada.

Murió a los 67 años mundialmente famoso. Vivió y trabajó en Escocia, en Glasgow y Edimburgo, y también pasó algunos años en Londres. Viajó a Francia y Suiza durante más de dos años y conoció a la élite intelectual de su época en París. En casa, sus contemporáneos lo consideraban el arquetipo del profesor despistado que alguna vez se paseaba por la calle principal monologando en bata. Pero este caballero un tanto estrafalario trató con las mentes más importantes de su tiempo, con David Hume, así como con Voltaire, Diderot, Turgot y Quesnay.

lunes, 19 de febrero de 2024

Qué significa realmente el libre comercio y por qué debemos tener cuidado

En un momento en el que algunos sueñan con un comercio virtuoso, ecológico y protector, hay que recordar cómo los acuerdos de libre comercio traen consigo la especialización de las economías, el debilitamiento de la productividad y, en definitiva, la caída de los salarios reales
Romaric Godin, Mediapart

En los debates recurrentes sobre los distintos acuerdos de libre comercio y el lugar que ocupa la agricultura en ellos, a menudo se olvida un elemento: los fundamentos teóricos de esta política de liberalización del comercio. Recordar estos fundamentos nos permite adoptar un enfoque muy diferente al de los debates actuales, que a menudo no aciertan.

El punto de partida de la voluntad de liberalizar el comercio es la famosa teoría formulada por el economista británico David Ricardo en 1817, en el capítulo 7 de sus Principios de economía política y fiscalidad. Esta teoría de la "ventaja comparativa" se oponía a la formulada tres décadas antes por Adam Smith en su Riqueza de las naciones (libro II, capítulo 5).

Para Smith, el comercio internacional tenía que ver con el excedente de producción que el consumo nacional no podía absorber. Este excedente puede venderse en el extranjero, y este comercio no tiene más que ventajas: fomenta la productividad de las actividades en cuestión y permite financiar la compra de lo que el país no produce.

Esta visión, resumida por la expresión "vent for surplus", supone que el comercio es simplemente el producto de un excedente. Por lo tanto, se da prioridad a las necesidades domésticas. La teoría de Smith siempre ha sido considerada por los primeros economistas capitalistas como una especie de "reliquia mercantilista", en palabras de John Stuart Mill.

viernes, 29 de diciembre de 2023

El mito del déficit fiscal

En la economía real, no la que imaginan profetas o alucinados, siempre los Estados operan con déficits, y eso, lejos de ser una patología de la vida económica o de las finanzas públicas, es una realidad que surge de los imponderables en la estimación del gasto público, de las dificultades en la recaudación o de los efectos inesperados del ciclo económico
Atilio A. Boron, accion.coop

El Gobierno argentino ha planteado que en el Estado ya «no hay plata» y que un imperativo categórico e impostergable, para que la economía argentina se «normalice», es poner en orden las cuentas públicas, reducir el déficit fiscal e inclusive tratar de lograr un superávit en las finanzas del Estado.

Si hay algo realmente excepcional en la economía argentina es su histórica inercia inflacionaria, que responde mucho más a causas políticas –la debilidad de un Estado con efectivas capacidades de regulación de los voraces agentes del mercado– que al juego exclusivo de las variables económicas.

La reducción del déficit público como panacea para nuestros males es una propuesta sorprendente en la medida en que es hecha por un presidente que ha señalado que hay dos países en el mundo que son quienes inspiran su gestión gubernativa: Estados Unidos e Israel.

lunes, 3 de febrero de 2020

El Valor en el PIB


Michael Roberts, Sin Permiso

En la reciente conferencia de la Asociación de Economía de América, ASSA 2020, hubo una sesión sobre si el Producto Interno Bruto (PIB), la omnipresente fórmula para medir la producción nacional, era adecuado como indicador de "bienestar o de bienestar social". Se han presentado varias propuestas para intentar medir el bienestar social, incluida "cestas" de indicadores económicos y sociales, así como otros enfoques más explícitamente vinculados a la teoría económica.

La Oficina de Análisis Económico de los Estados Unidos (BEA) inició una discusión en ASSA para considerar los pros y los contras de los enfoques alternativos.

El producto interno bruto (PIB) es la forma más común de medir el nivel de producción de un país e incluso de su prosperidad. Es una medida monetaria del valor de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos en un período de tiempo específico. Este indicador se remonta a los primeros días de la economía política clásica, cuando William Petty desarrolló el concepto básico en el siglo XVII. El concepto moderno fue desarrollado por primera vez por Simon Kuznets en 1934 para medir la producción nacional de los Estados Unidos.

Hay tres formas de medir el PIB. El primero es el enfoque en la producción, que agrega la producción de cada empresa. El segundo es el enfoque en el gasto, que resume todas las compras realizadas; y tercero, es el enfoque en los ingresos, que resume todos los ingresos recibidos por los productores.

martes, 14 de enero de 2020

Paul Krugman: "El legado de la austeridad destructiva"


Paul Krugman, New York Times

Hace una década, el mundo vivía las secuelas de la peor crisis económica desde la década de 1930. Los mercados financieros se habían estabilizado, pero la economía real todavía estaba en una aguda recesión, con más de 40 millones de trabajadores europeos y norteamericanos desempleados.

Afortunadamente, los economistas habían aprendido mucho de la experiencia de la Gran Depresión. En particular, sabían que la austeridad fiscal (recortar el gasto público en un intento de equilibrar el déficit público) es una muy mala política en una economía deprimida.

Desafortunadamente, los formuladores de políticas a ambos lados del Atlántico pasaron la primera mitad de la década de 2010 haciendo exactamente lo que la teoría y la historia les dijeron que no hicieran. Y este giro equivocado en la política arrojó una larga sombra, económica y políticamente. En particular, la obsesión por el déficit de 2010-2015 ayudó a preparar el escenario para la actual crisis de la democracia.

¿Por qué la austeridad en una economía deprimida es una mala idea? Porque una economía no es como un hogar, cuyos ingresos y gastos son cosas separadas. En la economía en general, mis gastos son sus ingresos y sus gastos son mis ingresos. ¿Qué sucede si todos intentan reducir el gasto al mismo tiempo, como fue el caso después de la crisis financiera? Los ingresos de todos caen. Por lo tanto, para evitar una depresión, es necesario que alguien, es decir, el gobierno, mantenga o, mejor aún, aumente el gasto mientras todos los demás están recortando. Y en 2009, la mayoría de los gobiernos participaron en al menos un poco de estímulo fiscal.

domingo, 12 de enero de 2020

El argumento capitalista a favor de que no haya multimillonarios. Adam Smith quería controlar el poder de los ricos


Linsey McGoey , Sin Permiso

A Adam Smith se le recuerda como el santo patrón del comercio no regulado, como el mayor profeta planetario de las ganancias monetarias. Un sinnúmero de economistas y políticos se han servido de su idea de la "mano invisible" para mantener que el capitalismo funciona, pese a sus excesos y desigualdades.

Pero esta fantástica interpretación de su pensamiento es incorrecta. De hecho, en sus escritos, Smith sueña con una sociedad más igualitaria, y criticó a los ricos por servir a sus propios intereses a expensas del público en general.

Como escribió en La riqueza de las naciones, "El establecimiento de una perfecta justicia, una perfecta libertad y una perfecta igualdad es el sencillísimo secreto que asegura de la manera más efectiva el mayor grado de prosperidad para las tres clases".

Hoy, el llamado de Smith a favor de una "perfecta igualdad" o se pasa por alto o se tergiversa deliberadamente. Sus más fervientes defensores echan mano de su obra para respaldar la idea de que los ricos son "creadores de riqueza" y, por tanto, irreprochables.

miércoles, 13 de marzo de 2019

El discurso del capital


Alejandro Nadal, La Jornada

Hace muchos años la economista Joan Robinson señaló que tan pronto alguien cuestiona la idea de equilibrio, los economistas acuden presurosos a defender el concepto, como enjambre de abejas dispuestas a reparar el daño sufrido por su panal. Ese comportamiento propio de un insecto social es algo extraño y abre la puerta a una pregunta importante.

¿Quién toma la palabra cuando habla la teoría económica? Es una pregunta que puede parecer algo extraña. Alguien podría apresurarse a responder en primera aproximación que son los economistas los que toman la palabra. Pero esa respuesta superficial no es a lo que se refiere la pregunta. La interrogante es más rica e implica que mediante este discurso, que ya tiene unos 250 años de edad, está hablando un sujeto histórico. ¿Quién podría ser ese sujeto?

La pregunta necesariamente conduce a una visión histórica. Ese discurso tan peculiar que es la teoría económica no siempre existió como rama independiente de las ahora llamadas ciencias sociales. Es a partir de cierto momento en la historia que nace esta visión del mundo en la que la esfera de lo económico se percibe como objeto de estudio autónomo. Eso significa que estas relaciones sociales económicas pueden ser analizadas independientemente de consideraciones sobre lo jurídico, la política y la ética.

lunes, 18 de febrero de 2019

Un nuevo campo abierto al análisis de la economía real

El libro de Christian Harbulot L’art de la Guerre Économique

Fernando G. Jaén, Rebelion

Hay libros que nos sitúan en un nuevo campo del saber, que ensanchan nuestros horizontes del pensar, que nos permite enjuiciar la realidad desde una nueva perspectiva o nos trae a primer plano de la reflexión intelectual una manera de analizar postergada, por no decir olvidada. El libro de Christian Harbulot, L’art de la Guerre Économique - Surveiller, analyser, proteger, influencer (VA Éditions, 2018), posee esas virtudes y nos mueve a analizar la realidad económica y empresarial con otras antiparras distintas de las habituales en medios académicos universitarios, pero que encajan bien en lo que podrían considerarse casos particulares acaecidos en el sistema económico, particularmente en el subsistema de planificación según lo entendía John Kenneth Galbraith, en el que se concentra la mayor parte del poder y donde la guerra económica tiene más sentido e intereses, también por sus vínculos (y “puertas giratorias”) con el sector público y el poder político.

Los méritos de Christian Harbulot son muchos, relevantes y especializados en relación con la materia tratada, dirigiendo, en París, la Escuela de Guerra Económica desde su creación en el año 1997, concebida por él mismo y por el general Pichot-Duclos, en relación con el general François Mermet, cuya carrera viene marcada por la creación de la Dirección de Información militar en 1992. De los antecedentes, desde 1990, y carrera profesional de Harbulot, pasando por el interés mostrado por generales del Estado mayor francés, hasta su incorporación al grupo Planeta, nos da cuenta el preámbulo de Philippe Baumard, subrayando que “La originalidad de Christian Harbulot, particularmente en La machine de guerre économique, es haber logrado sustraerse a su pasado de militante” [maoísta]. También subraya el método pedagógico inventado por Harbulot, que pone a sus alumnos a aprender la asimetría practicándola, sometiéndolos a prueba mediante casos reales y no con los manoseados estudios de caso de la Harvard Business School, que cuentan historias falsas o deformadas. Los alumnos “deben practicar argumentos subversivos en batallas económicas perdidas por adelantado; probarse en la guerra psicológica y en los conflictos informacionales entre potencias económicas yendo a buscar casos de víctimas de conflictos comerciales y proponiéndoles sostenerlos; meter en el cajón los modelos liberales de información perfecta e inventar criterios de interpretación que integren estos nuevos “tableros de ajedrez”: la influencia, la contra argumentación, la desestabilización por la información, la comunicación persuasiva en las dimensiones fuera del mercado, la lógica del fuerte al débil.” (p. 14)

viernes, 19 de octubre de 2018

Crisis financiera: la medicina equivocada

Alejandro Nadal, La Jornada

La teoría económica ortodoxa sobre el funcionamiento del sistema bancario nada tiene que ver con el mundo real de las finanzas. En el plano académico eso explica la ignorancia de los economistas neoclásicos sobre las causas de la crisis financiera de 2007. Pero lo realmente grave es que la mayor parte de las autoridades económicas en el mundo (bancos centrales y agencias reguladoras) sigue utilizando las herramientas de esa teoría ortodoxa, a pesar de ser lógicamente inconsistente y de haber sido desacreditada por los acontecimientos.

El pasado septiembre, Claudio Borio, economista en jefe del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), declaró que existe un alto riesgo de que la economía mundial sufra una recaída con consecuencias potencialmente más graves que las de la Gran Recesión. Las declaraciones vienen de uno de los funcionarios más lúcidos del BIS, alguien que acertadamente pudo leer las señales de los indicadores financieros más relevantes para predecir la crisis de 2007. Lo más alarmante del anuncio de Borio es su empleo de una metáfora médica: Hoy ya no tenemos más medicinas para curar al paciente y asegurar su recuperación.

lunes, 15 de octubre de 2018

Un Nobel de economía que tiene poco de ecología y mucho de los banqueros

Eduardo Gudynas, Alai

El llamado Nobel de Economía, concedido por el Banco de Suecia (Sveriges Riksbank), acaba de ser otorgado a dos economistas que abordaron temáticas en ambiente y desarrollo. Rápidamente se generó una enorme confusión, donde unos cuantos entendieron que por fin las ciencias económicas convencionales incorporaban las cuestiones ambientales o que estábamos frente a una renovación en el desarrollo.

En realidad nada de eso ocurre, y el Nobel de economía 2018 refuerza el mito del crecimiento económico como meta del desarrollo y la fe en resolver la crisis económica dentro del mercado y del capitalismo. Y lo que es peor, algunos en América Latina aprovecharán esto para para reforzar las estrategias de desarrollo que nos condenan a ser proveedores de recursos naturales para la globalización.

El premio fue concedido a dos estadounidenses, William D. Nordhaus (1941), por sus contribuciones sobre la economía del cambio climático y a Paul M. Romer (1955) por sus aportes al papel de las innovaciones tecnológicas para el crecimiento económico.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Calentamiento global para el premio Nobel

Alejandro Nadal, La Jornada

La humanidad está en el umbral de un fracaso de proporciones colosales en su intento por mantener el calentamiento global en un nivel moderado. Si se quiere evitar que el cambio de la temperatura mundial alcance una cota superior, lo que llevaría a un desastre de dimensiones cataclísmicas, se requiere que todas las economías del mundo apliquen medidas sin precedente para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Es la principal conclusión del informe especial del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) dado a conocer el pasado 6 de octubre. El IPCC es el brazo científico de Naciones Unidas sobre el tema del calentamiento global.

El informe especial del IPCC se concentra en los efectos de un calentamiento global de 1.5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales. El Acuerdo de París lo considera un nivel moderado, muy por debajo de la meta de 2 grados que se considera objetivo alcanzable si todos los países cumplen sus promesas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Desgraciadamente, los datos para 2017 muestran que las emisiones han seguido aumentando.

viernes, 5 de octubre de 2018

Salarios y el mito del mercado laboral en México

Alejandro Nadal, La Jornada

La teoría económica desempeña un papel fundamental en nuestra visión del mundo y de la sociedad. Desgraciadamente, ha contribuido a distorsionar nuestra perspectiva y ha deformado la percepción de las fuerzas que guían el devenir de los acontecimientos humanos. Quizá en ningún espacio esto ha sido más destructivo que en el ámbito del llamado mercado laboral. Es en este ámbito en el que más urge sacudirse la tiranía de las ideas.

Los salarios bajos han sido una de las características centrales de la economía mexicana desde hace décadas. Hasta en las negociaciones sobre el TLCAN uno de los temas centrales sobre los que insistió Estados Unidos fue la necesidad de incrementar los salarios, que alcanzan uno de los niveles más bajos de Latinoamérica. Se dijo que los salarios deprimidos conferían una ventaja competitiva artificial a la economía mexicana, casi similar a la que puede proporcionar la manipulación del tipo de cambio. Los poderes establecidos en México se llevaron así la sorpresa de ver que la presión para incrementarlos no provenía de sindicatos incómodos, sino de Washington.

Este año los salarios contractuales aumentaron 5.5 por ciento y se espera que el incremento llegue a 6 por ciento a finales de diciembre. El alza en términos reales es mucho más modesta, pues se espera que la inflación para finales de año alcance 4.5 por ciento.

jueves, 19 de julio de 2018

Gulliver en el país de la macroeconomía

Alejandro Nadal, La Jornada

Cuando Jonathan Swift escribió Los Viajes de Gulliver, una sátira sobre las vanidades que animan la política y las guerras entre las naciones, todavía no nacía la teoría económica. Pero ya existía una reflexión sobre los precios y la cantidad de moneda en circulación. El mismo Swift participó en una controversia sobre una reforma monetaria en Irlanda, oponiéndose a la introducción de monedas de cobre, argumentando que se degradaría el valor de cada unidad y las de mala calidad desplazarían a las de buena, que serían atesoradas.

En su cuento, Lemuel Gulliver llega al país de Lilliput y se sorprende con su población de hombres diminutos (15 centímetros de altura), pero no le resulta extraño que en el reino exista una economía, con moneda propia, un tesoro público, empréstitos y tasas de interés. Al mismo tiempo, las clases sociales, la división del trabajo y las diferencias de jerarquías y órganos de gobierno le revelan que no es posible agrupar el complejo entramado social en una sola entidad. La heterogeneidad de grupos sociales impedía la agregación de todos los pequeños individuos para pensar en uno solo capaz de representar a todo el reino. Gulliver se percató de que Lilliput era más que la suma de sus partes.

jueves, 24 de mayo de 2018

El Dr. Pangloss discurre sobre los salarios de hambre

Alejandro Nadal, La Jornada

Había una vez un país en que los salarios eran la remuneración del "factor trabajo" y las ganancias eran la retribución del "factor capital". En esas tierras, los salarios y las ganancias se determinaban por la contribución de cada uno de esos dos "factores" a la producción. Y como la mayoría de los cuentos de hadas, el final era alegre y prometedor: todo mundo vivía en el mejor de los mundos posibles.

Pero ese mundo de cuento de hadas que aún domina la enseñanza en las universidades y el quehacer de la administración pública no existe. La seudoteoría económica que lo sustentaba fue desacreditada hace más de 50 años en debates académicos hoy olvidados. Entonces, ¿por qué se sigue colocando el debate sobre salarios en los términos de aquélla teoría económica errónea? La respuesta es que las deficiencias de esa teoría no se enseñan y los poderes establecidos (en la academia y en el mundo de la política económica) simplemente esperan que el tiempo y el olvido hagan su trabajo: por eso cada año egresan de las universidades legiones de economistas que siguen creyendo en este cuento fantástico.

Se perpetúa así la idea de que la cuestión salarial se determina técnicamente por las condiciones generales de una maquinaria que se llama "la eco­nomía". El salario deja de ser una variable eminentemente política para convertirse en pieza mecánica que responde a leyes inmanentes del aparato económico. Y, como gustan machacar los voceros de los poderes establecidos, con las leyes de ese mecanismo no se juega.

martes, 13 de marzo de 2018

Theotonio dos Santos y la moda en los intelectuales

Enrique Dussel, La Haine

Se nos ha ido un gran intelectual latinoamericano, que con otros críticos en la década de 1960 lanzó uno de los grandes hallazgos de la cultura latinoamericana, que se expandió globalmente, junto al boom literario y la teología de la liberación, la denominada teoría de la dependencia. Theotonio dos Santos, quien hace todavía unos meses nos visitó en la universidad en Toluca, siguiendo los pasos, entre otros, de Rui Mauro Marini, definió los términos de esa teoría que estuvo de moda hasta 1975 aproximadamente, cuando en el importante congreso de Quito de sociología fue declarada no marxista, por no tener espacio teórico en el pensamiento marxista, opinión, por ejemplo, de Agustín Cueva.

Lo cierto es que en 2000 Theotonio volvió a exponer la teoría de la dependencia, mostrando su vigencia y el error de los que la descartaron de la interpretación de una de las causas de la pobreza latinoamericana, por la transferencia de plusvalor de los capitales globales nacionales de los países subdesarrollados hacia los más desarrollados (cuestión que hemos tratado largamente en nuestra obra 16 tesis de economía política, Siglo XXI, 2015). Theotonio no se manejaba por las modas, las creaba, las imponía, y por ello la teoría de la dependencia permanece debajo del tema de la globalización y la descolonización necesaria de la economía latinoamericana.

sábado, 10 de marzo de 2018

Theotonio Dos Santos, los chilenos no te olvidaremos

Roberto Pizarro, Alai

El fallecimiento de Theotonio Dos Santos es doloroso para los chilenos. Perseguido por la dictadura militar brasileña que derrocó a Joao Goulard, se asiló en nuestro país en 1966, gracias a las gestiones de Eduardo Hamuy, en esos años Director del Centro de Estudios Socio-Económicos (CESO), de la Universidad de Chile. El sociólogo brasileño fue figura señera en el desarrollo de las ciencias sociales y los estudiantes de Economía tuvieron la suerte de recibir sus enseñanzas. En mayo del año 1967, Theotonio conforma el equipo de Estudios de la Dependencia. Recluta a jóvenes economistas, recién egresados, a los que se incorpora su esposa, Vania Bambirra. Se inicia así un trabajo que sería paradigmático.

Aprendimos con Theotonio que el subdesarrollo como ausencia de desarrollo es una barbaridad teórica. En efecto, es imposible imitar el crecimiento y modernización de los países hoy desarrollados. Según la Teoría de la Dependencia, en el capitalismo mundial el centro hegemónico es el que organiza el proceso productivo internacional en favor de su propia acumulación. Ello genera contradicciones con los intereses de la periferia y con las posibilidades de desarrollo de ésta. Esta concepción adquirió prestigio intelectual dominante no sólo en Chile, sino en toda América Latina e incluso en los países desarrollados.

Theotonio no era sólo un intelectual. Luchó contra la dictadura de Brasil y militó en organizaciones revolucionarias de ese país; y, en Chile se comprometió con el Partido Socialista. Tenía en alta estima al presidente Allende y a su gobierno. Fue fundador y animador de la revista Chile Hoy, junto a Rui Mauro Marini, Alberto Martínez, Marta Harnecker y Faride Zerán, entre otros, en un esfuerzo de convergencia de todas las fuerzas de izquierda. Con el golpe de Pinochet debió eludir la represión militar ya que apareció en la primera lista de los buscados por la dictadura. Estuvo varios meses refugiado en la embajada de Panamá y luego debió radicarse en México, también como asilado político.

domingo, 4 de marzo de 2018

Theotonio dos Santos, adiós a un maestro

Atilio Boron

El pensamiento crítico ha perdido a uno de sus máximos exponentes. El deceso de Theotonio dos Santos ocurrido este martes 27 de Febrero, nos deja en una situación de dolorosa orfandad. Partió no sólo un inquebrantable compañero de luchas antiimperialistas sino, por encima de eso, un ser humano poseedor de inusuales virtudes. Generoso con todo aquel que se acercara con cualquier inquietud; honesto y coherente en sus principios teóricos y en su práctica política y todo esto mezclado con una fina ironía y un incisivo sentido del humor que no se apagaba ni en los momentos más serios de un debate o una áspera polémica política.

Tuve la suerte de conocerlo en 1967, cuando los dos estábamos exiliados en Chile. Desde ese momento, más de medio siglo, jamás dejamos de encontrarnos. En esos momentos yo era un alumno de la FLACSO y estaba preocupado porque no teníamos un buen curso de economía en la Maestría. Me enteré en las interminables reuniones del exilio latinoamericano que en la Facultad de Economía de la Universidad de Chile había un joven profesor brasileño que estaba dictando un curso sobre "Relaciones de dependencia en América Latina". Sin dudar ni un minuto me inscribí en el mismo y allí me encontré con Theotonio en el CESO, Centro de Estudios Socio-Económicos, a la cabeza de un notable equipo de jóvenes investigadores entre los cuales sobresalían Orlando Caputo, Sergio Ramos, Crisóstomo Pizarro y Graciela Galarce respaldados por un grupo de investigadores formados de la talla de Vania Bambirra, Marta Harnecker, Rui Mauro Marini y André Gunder Frank entre tantos otros. Es imposible calibrar el impacto que me produjo ese curso en mi formación teórica. Hasta ese momento mi aproximación al marxismo había transitado fundamentalmente por la vía de la teoría política y social. Theotonio estaba librando en aquellos años previos al triunfo de Salvador Allende una dura batalla contra el pensamiento conservador (convenientemente revestido por una ligera capa de progresismo decafeinado) que se había enquistado en la CEPAL y que hegemonizaba buena parte del discurso económico predominante en América Latina y el Caribe. Discurso en el cual, por supuesto, palabrotas como “imperialismo” o “dependencia” estaban excluídas, y expresiones como “lucha de clases” eran imperdonables pecados. Sus clases, siempre muy bien fundamentadas, en donde cada interpretación teórica tenía su corroboración en la historia, me abrieron un horizonte que me permitieron hacer una síntesis en donde economía, sociedad y política se articulaban nítidamente en el diagnóstico de las raíces del atraso y del subdesarrollo con que el capitalismo estaba condenando a Nuestra América. Sin las clases de Theo difícilmente habría llegado a esa conclusión.

Theotonio dos Santos en ciencias sociales latinoamericanas

Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Las ciencias sociales latinoamericanas no pueden ser pensadas, ni menos aún comprenderse su desarrollo, sin recurrir a Theotonio dos Santos. Fue militante político, intelectual, académico, cuyo compromiso con las luchas democráticas lo llevó al exilio, teniendo que abandonar Brasil tras el primer golpe de Estado articulado bajo los principios de la doctrina de la seguridad nacional en 1964. Así, recala en Chile, país que vivía la efervescencia política, en medio del gastado gobierno de Eduardo Frei Montalva, la emergencia de la Unidad Popular y Salvador Allende como su candidato presidencial.

América Latina bullía. Sus ciencias sociales estaban en plenitud, el pensamiento crítico se consolidaba, logrando su mayoría de edad. Primero Ilpes, luego Flacso y Clacso, junto con las universidades públicas, entre ellas la UNAM, de México, forjaron una gran generación de sociólogos, politólogos, antropólogos, economistas e historiadores. En esa generación se inscribe la obra de Theotonio dos Santos.

La diáspora brasileña fue significativa. Junto con Theotonio llegan a Chile Octavio Ianni, Ruy Mauro Marini y Vania Bambirra, entre otros. En 1966 se incorporó de lleno a la docencia, formó parte del Centro de Estudios Socioeconómicos de la Universidad de Chile, dirigió la revista Sociedad y Desarrollo y participó en la fundación del semanario Chile Hoy, junto con Marta Harnecker. Su nombre está ligado a los estudios que dieron lugar a la Teoría de la dependencia. Theotonio dos Santos logró establecer una de las críticas más lúcidas a la dinámica del imperialismo estadounidense, centrando sus esfuerzos en demostrar los límites de las concepciones desarrollistas. Su texto La crisis norteamericana y América Latina es de lectura obligatoria. Igualmente, fue capaz de ver con claridad los problemas a los cuales se enfrentaba el gobierno de Salvador Allende, en medio de una profunda guerra sucia; el bloqueo internacional y el auge de una derecha golpista articulada bajo el imperialismo estadounidense. No dejó de señalar los peligros de una salida dictatorial como respuesta a las reformas del gobierno popular de Salvador Allende. Su tesis fue premonitoria. Las contradicciones de la dependencia desembocan en una solución contradictoria o se supera mediante el socialismo o se condensa bajo una nueva forma de fascismo. Socialismo o fascismo, con ese título publica en abril de 1972 su ensayo. Editado por Ediciones Periferia, una de las editoriales que marcó época en la divulgación del pensamiento crítico, hoy desaparecida, este estudio llevaba un subtítulo: El nuevo carácter de la dependencia y el dilema latinoamericano. La frase con la cual abría la reflexión era de hondo calado: La imagen que de América Latina se han formado la mayoría de los científicos sociales se arraiga en una situación histórica superada.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Frank Ackerman y la economía para el peor escenario

Alejandro Nadal, La Jornada

La teoría económica neoclásica asume que los agentes económicos son racionales y están bien informados. Además, supone que en nuestro mundo los llamados eventos extremos casi no ocurren y, por tanto, pueden ser ignorados. Este supuesto es uno de los pecados originales de la teoría económica neoclásica, y va de la mano con la creencia de que la incertidumbre no existe.

Por eso decía John Maynard Keynes que los economistas se han asignado una tarea inútil que consiste en afirmar, en medio de una tormenta, que cuando concluya la tempestad el mar estará nuevamente en calma.

El economista Frank Ackerman acaba de publicar un importante libro cuyo título puede traducirse como Economía para el peor escenario (Londres: Anthem Press). El subtítulo de ese texto informa sobre su alcance: Eventos extremos en el clima y las finanzas. Y es que el punto de partida de Ackerman es el hecho de que los eventos extremos en los mercados financieros se han hecho cada vez más frecuentes, y en eso se parecen a los trastornos climáticos que hoy se repiten con mayor asiduidad e intensidad.

Para empezar, Ackerman nos recuerda que la teoría económica neoclásica está obsesionada por lo que acontece en el equilibrio o en su vecindad. Y en ese contexto uno de sus supuestos más importantes es que los eventos discretos que rodean el punto de equilibrio tienen una distribución normal (en forma de campana). Esencialmente, eso quiere decir que podemos ignorar la presencia de eventos extremos, que aquí definimos de manera poco rigurosa como aquellos acontecimientos que se encuentran lejos del promedio. En términos un poco más técnicos, se puede decir que los eventos que están a más de cuatro desviaciones estándar del promedio pueden ser ignorados tranquilamente.

jueves, 1 de febrero de 2018

La macroeconomía "ortodoxa", a la busqueda de la "nueva gran idea"

Michael Roberts, Sin Permiso

Una vez más, la teoría económica dominante está tratando de re-evaluar su eficacia como análisis científico objetivo de las leyes del movimiento de las principales economías. Dado que fue incapaz de predecir la crisis financiera global, proporcionar una explicación convincente de lo sucedido y adoptar políticas que pudieran sacar a la economía capitalista de la subsiguiente Larga Depresión de crecimiento e inversión, la teoría económica “ortodoxa” se encuentra estupefacta.

He pasado revista ya a varios de estos intentos: Dani Rodrik, Paul Romer, Robert Skidelsky y el más recientemente de John Quiggin. También he analizado los esfuerzos desde teorías económicas más heterodoxas de criticar los fallos de la corriente dominante.

Asistimos ahora a otro ensayo de mirarse el ombligo. El último número de la Oxford Review of Economic Policy está dedicado a 'La reconstrucción de la teoría macroeconómica' (todos los artículos se pueden consultar libremente hasta el 7 de febrero). Y Martin Sandbu en el Financial Times británico ha examinado los diversos artículos de la revista de eminentes economistas como el ex economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, los premios Nobel Paul Krugman y Joseph Stiglitz; y el principal keynesiano británico, Simon Wren-Lewis.

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